Los “Chicos Buenos” hablaron con la verdad
Hago referencia a la siguiente noticia, que me gatilló la necesidad de escribir lo que a continuación expresaré. Espero que aquellos que decidan leer hasta el final, posean la altura de miras sin fanatismo ideológico de ninguno de sus rincones. De antemano quiero aclarar, que de mi comentario por supuesto excluyo a muchas familias humildes que sí “apechugan” por su cuenta y no sólo esperan que la ayuda venga mayoritariamente de “los demás”. Desgraciadamente, tienden a ser minoría.
No puedo estar más de acuerdo con los “Chicos Buenos Porteños”. Que me disculpen mis muchos amigos de izquierda, renovada o no, progresista o no: las políticas públicas predominantes en estos últimos 25 años, pero curiosa y especialmente en ambos gobiernos Bachelet (con mayor fuerza negativa en este último), son parte de los efectos negativos trascendentes en la población, descritos por el bombero. Ello no se circunscribe a este tipo de pobladores, sino permea toda nuestra sociedad.
Insisto, no soy conservador ni momio derechista, menos aún facho, para que no me empiecen a etiquetar de una. Pero debo insistir en algo que he manifestado desde hace mucho tiempo: el socialismo es una utopía, en especial el con acentos comunistas como es el que hoy vivimos en Chile. Todo suena re’bien en el papel o en las bastante demagógicas campañas políticas, pero en la aplicación práctica contribuye que cada individuo se vuelva ineficiente e importante con la dispersión de la ayuda, ya que intenta resolver muchos problemas a la vez y no realiza ninguno de manera realmente eficiente. La historia de fracasos de gobiernos de izquierda-izquierda lo demuestran, ejemplos sobran y no voy a aburrirlos con ello. Por el contrario, los buenos ejemplos no los veo. No me hablen de Suecia o Noruega, eso no es socialismo en los términos que en la aplicación práctica lo han realizado los gobiernos de izquierda en p.ej. América Latina. No hay ningún punto de comparación, ni siquiera en la ideológica profunda (como tampoco la hay p.ej. Entre la DC chilena y la alemana). Pero si el socialismo concentrara correcta y no teóricamente la ayuda en un sector cuyo problema más urgente está claramente identificado, el proceso de transformación se realizaría más rápida e intensamente (y entregando a la vez nuevas herramientas para que las personas surjan, evolucionen, progresen y no esperen que todo les llegue regalado). Sobre la base del resultado y un entorno dinámicamente cambiante, luego se aborda el siguiente problema. Automáticamente sucedería lo que los sociólogos exigen desde siempre: la concordancia entre la capacidad y el poder, es decir, mientras más eficiente sea tu ayuda, mayor será tu poder. Con esto los decentes y más activos tendrían una mayor oportunidad para ser los poderosos, no así los más charlatanes y demagogos como suele suceder mayoritariamente en nuestro tiempo. En lugar de proseguir con “el experimento renovado” pero utópico de solidarizar con toda la humanidad, el primer paso realista es solidarizar con un grupo objetivo comprensible, ocupándose de este en forma intensa. Con la mayor integración de necesidad y rendimiento crece la eficiencia. Pero eso, ya no sería socialismo ideológico. Tampoco compraría suficientes votos. Que pena me da ver lo que le está pasando a nuestro Chile.
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