Ya casi recuperado del resfrío. Nuestros amigos Sabine y Norbert que se habían tomado unos días de vacaciones para poder estar con nosotros, y a pesar de que el tiempo estaba frío y a ratos incluso nevaba, nos invitaron a salir a recorrer un poco por la región, es decir todo el día. Si te subes a un SUV Audi 4WD con GPS y neumáticos ad-hoc para invierno, una travesía así no es un martirio, por el contrario, le da un toque especial al que al menos los santiaguinos no estamos habituados. Además, las personas que viven en lugares como este, saben manejar con respeto y prudencia bajo estas condiciones climáticas, sin avanzar a uno por hora.
Nuestra primera parada fue en la ciudad de Trier (Tréveris), muy llamativa y a pesar del obscuro panorama climático, podía apreciarse su encanto y su historia, ya que aparentemente es la ciudad más antigua de Alemania. El monumento más conocido de Trier es la Porta Nigra, una construcción romana que destaca por su impresionante altura y sus negras piedras labradas. A pesar del invierno, se encontraba parcialmente en restauración. Pero el pasado romano de la ciudad se constata también en su basílica, baños termales imperiales y anfiteatro. La sala magna romana o sala del trono de Constantino, también llamada la basílica, es la habitación individual más grande de la Antigüedad que ha llegado hasta nosotros. También los baños termales imperiales están considerados dentro de los más grandes del Imperio Romano. Por su parte, en el anfiteatro cabían hasta veinte mil personas. Todo, pues, destaca por su enorme tamaño y majestuosidad. Aunque me aburro rápido en los monumentos eclesiásticos, la Catedral igual merece una visita, ya que fusiona múltiples estilos. También la Iglesia de Nuestra Señora, del siglo XIII y una de las primeras muestras de estilo gótico en este tipo de construcciones en toda Alemania.
De ahí nos trasladamos a la localidad de Bernkastel-Kues, junto al Río Mosela. El pueblo vive prácticamente del turismo y de la agricultura, siendo la producción de vinos de la variedad Riesling su principal motor económico. Las casas de entramado de madera que han permanecido allí durante siglos, con el ayuntamiento de estilo renacentista (construido en 1608) y la encantadora fuente de San Miguel (que data de 1606) configuran una plaza de cuento. Este es el centro de la ciudad y puede que el más bonito, hay que detenerse varios minutos para admirar este bello conjunto medieval que no tiene desperdicio en ningún detalle. Si en pleno invierno vale la pena, en primavera-verano debe ser una maravilla. De hecho cuando bajas al valle lo haces cruzando primero espesos bosques y luego inmensos campos de viñas (esta vez sin hojas) que cubren las colinas de todo el valle. El castillo estaba cerrado por reparaciones.
Seguimos nuestro rumbo y en el camino divisamos estalactitas en un roquerío, así como a lo lejos el Castillo de Cochem. Finalmente llegaríamos a la localidad de igual nombre, “custodiada” por este castillo. La ciudad de Cochem es pequeña y su centro antiguo lo recorrimos en poco tiempo. Es un laberinto de callecitas de adoquines que corren en todas direcciones. Sobre ellas se amontonan casas, locales comerciales, tabernas y restaurantes. Todos los edificios irregulares y construidos en ángulos extraños, poseen el tradicional entramado de madera y tejado de pizarra.
Regresando a Köln, ya de noche, nos agarró una buena nevazón, pero refugiados en nuestro hotel cenamos liviano y a dormirnos temprano. Ya estábamos un poco ansiosos de volver a ver a nuestro hijo Sebastián, a quien iríamos a visitar un par de días a Düren. También sería el momento de verlo jugar de local contra el poderoso equipo de Friedrichshafen, varias veces campeones de la Bundesliga y vice-campeones de la temporada anterior.
Ya en Düren, nos instalamos en un hotel cercano al centro, ya que no queríamos incomodar a Sebastián y otros dos compañeros de equipo, con quienes comparte un departamento. También nosotros queríamos nuestra tranquilidad…
Por supuesto, los espacios de tiempo para encontrarnos con Seba eran acotados, ya que tiene dos jornadas de entrenamiento diarias, con siesta obligatoria entre una y otra. Así es que nos reunirnos un par de veces por pocas horas cada vez, pero ha sido bueno que vuelva a sentir contacto con la familia. A nosotros también nos alegró verlo contento en su primera temporada en Alemania, que ya es su tercera en Europa después de España y Portugal. En el partido se dio la lógica, ganó la visita pero Sebastián jugó gran partido y fue nominado MVP de plata (= Most Valuable Player = Jugador más Valioso).
¡Valió la pena venir a visitarlo a Düren antes de nuestro regreso!
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Antes que se iniciara el partido, fue muy simpático volver a encontrarme con Stelian Moculescu, quien fuera mi entrenador y de mi hermano Alex, cuando ambos jugamos vóleibol en la Bundesliga por el club 1860 München en la temporada 84/85′. Stelian es uno de los grandes entrenadores en Europa, campeón de la Champions con Friedrichshafen, el entrenador más exitoso de la historia de la Bundesliga y DT de la selección alemana por varios años y con participación olímpica. ¡Realmente fue un agrado reencontrarlo, aunque era un plomo en ese entonces…, pero la edad y la vida parecen haberlo suavizado!
Después de compartir esos días con Sebastián, emprendimos el regreso a Chile, en tren hasta el mismo aeropuerto de Frankfurt.