Diseñar Nuestras Vidas
Quienes hemos intentado y aún tenemos el propósito de diseñar, delinear, modelar nuestras vidas, siempre requerimos fuerza. Mucha fuerza.
Y es así, porque disfrutar la vida y ser feliz no necesariamente es fácil y cómodo.
¡No! La felicidad es acción y trabajo, también estrategia, aunque a algunos les suene raro. Es un trabajo que vale la pena, pero a menudo es agotador.
Por lo tanto, a lo largo de mi vida mi tarea número 1 ha sido asegurar que posea suficiente fuerza.
¿Cómo lo he logrado medianamente bien a lo largo de estos años?
- Que mi sueño, sin bien más corto que el promedio, sea profundo y reparador.
- Intentar tomar suficientes descansos, aunque las papas quemen…
- Comer lo más sano posible, pero sobre todo disfrutar de la comida, aunque con el tiempo me haya echado unos kilos demás… 🙂
- Siempre tratar de realizar suficiente ejercicio.
Pero todo lo anterior es bien conocido…, Sin embargo, saber y hacer son dos disciplinas diferentes.
El tema de la nutrición en particular es bastante emotivo. Como cuando estoy estresado o triste. Me recompenso con comida. Como por aburrimiento, a veces por gula. Desafortunadamente, en especial los últimos 15 años, esto ha sido difícil de regular en mi mente. Ya lo sabes: Con razón o fuerza de voluntad, mis propósitos siempre duran unas 3 semanas.

Ejercitarse es igual de difícil. De lo contrario, la mayoría de los equipos deportivos y de gimnasio casero no acumularían polvo o sirvirían de perchero improvisado. No es mi caso, pero igual cuesta más movilizarse cuando avanza la edad.
Entonces, ya con 65 años a cuesta lo que necesito son nuevos, mejores y permanentes hábitos alimenticios y de ejercicio. ¡Vaya novedad! Claro…, otros hábitos, rutinas, patrones y que sean estables. Para comer aún más saludablemente de forma automática, sin lucha, sin necesidad de tener que superarme cada vez. Para que el 90% del tiempo me encante comer cosas ricas y a la vez estas sean saludables desde el punto de vista nutricional. Y sí, eso funciona 🙂 Así dicen algunos… ¡A mi me cuesta un mundo!
Lo mismo se aplica al ejercicio. Podría reprogramarme para disfrutar más y mejor del movimiento, pero en mi caso particular, tendría que lograr apretar algunas clavijas con ayuda de un traumatólogo… El “hardware óseo y de tendones y ligamentos” muestra desgastes crecientes. Todo lo que tengo que hacer es encontrar o desarrollar el programa de ejercicios adecuado para mi, además de volver a disfrutar del senderismo. Y luego convertirlo en un hábito. Claro, además la motivación.
Ese es el truco con estos problemas. Necesito reprogramarme y poner comportamientos saludables en piloto automático. Nuevos mejores hábitos, deshacerme de los viejos, superar la resistencia, tener un nuevo sentido de logro. ¡En eso estoy, por enésima vez en mi vida!
Y después de esas reflexiones…¿Quiero realmente reprogramarme en la comida y el ejercicio como aspectos prioritarios? En realidad no tanto, prefiero destinar esa fuerza sobre todo al desarrollo y a la contribución.
¿Cuál desarrollo?
Por supuesto me refiero al desarrollo de mis intereses como la escritura y los viajes; el diseño de curso, talleres y diplomados; las asesorías en ambientes que me sienta cómodo; las conversaciones sinceras y profundas con personas que estimo y valoro, pero también algunos desconocidos con quienes me es fácil conectar; del conocimiento…, y claro, por supuesto también al desarrollo de mis emociones.
¿Y qué hay con la contribución?
Ayudar, facilitar que otros se desarrollen, obviamente en los campos que tengo mis habilidades, sino eso sería un fiasco. Hoy, quizás esa mi motivación más elevada y responde a la necesidad de contribuir a una causa positiva para terceros, aunque aún no encuentro el canal adecuado que me genere toda esa motivación transformada en energía. Aún picoteo demasiado en cuanto a mis contribuciones, desde lo familiar y en la amistad, con mis cursos y coaching, hasta las contribuciones más altruistas. Quizás deba defender un legado, el que aún no puedo revelar.

Pero también necesito seguridades, del lugar en que vivo y de mis círculos cercanos, para poder sentirme protegido, cómodo. A la vez me agotan un tanto las rutinas y necesito imperiosamente la variedad. Como no me resulta siempre, tengo mis “escapadas” que muchos no comprenden, sobre todo en los viajes, donde la encuentro con mayor frecuencia e intensidad. Y sí…, aún intento de que mi quehacer tenga relevancia, sea trascendente para ojalá muchas personas, lo que intento sobre todo con estos artículos y mis libros, en menor amplitud de manera personal. Y como compensación a que sea relevante mi quehacer, también necesito imperiosamente la conexión personal, ya sea la familia, los amigos actuales o los del pasado, “aquí o en la quebrada del ají”. Íntimamente quiero pertenecer.
Por todo ello y si logro ser creativo y eficaz, quiero seguir diseñando, delineando y modelando lo que me queda de vida. Para ello necesitaré mucha fuerza interior y sin estrés crónico. ¿Y tú…qué tal?
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