Alemania y Noruega 2017 – Seguimos navegando y estrecho de Saltstraumen
El reporte del día de hoy se dividirá en diurno y nocturno. Aquí sólo va el diurno, el que escribo “entremedio” antes que tenga que prepararme para la “chuchoca” nocturna.
Seguimos navegando entre fiordos y en la mañana de hoy empezaron a aparecer cerros más altos con sus picachos y nieves, que supongo son del tipo eternas, todo ello, mientras nos acercamos al poblado de Ørnes. Tras una corta detención sin bajada al poblado, en la cubierta superior se realizó una al parecer tradicional ceremonia, más “show” que otra cosa pero igual simpático, para pedirle al Dios de los Marinos, que de aquí en adelante nos protegiera, ya que habíamos ingresado al Círculo Polar Ártico. Aparte de recibir un baño de hielo por el interior de nuestra vestimenta (voluntariamente), nos dieron un vino dulce como recompensa.
Después de ello proseguimos norteando con lindas vistas y un cambio notorio del paisaje y vegetación, para alcanzar un poco antes de mediodía la ciudad de Bodø. En un día luminoso como el que nuevamente nos regaló natura, pudimos apreciar sus escarpados picos de montaña y abiertos, así como distantes cielos. La cordillera Børvasstindan es muy llamativa. Bodø también cuenta con el mayor número de águilas marina de cola blanca de todo el mundo, por lo que, a menudo, se conoce a la ciudad como la capital de las águilas marinas. Nosotros vimos sólo unas pocas, pero íbamos a alta velocidad.
Aquí ya nos encontramos en el Paralelo 67N. Para quienes lean y son del hemisferio sur, el Paralelo 67S ya corresponde al inicio de la Antártida, para que se hagan una idea donde andamos metidos.
Bien, en Bodø nos subimos a unos botes tipo Zodiac de alta velocidad, para partir a una travesía a velocidades de hasta 30 Nudos. Me adelanto: de la travesía realicé un vídeo de casi 9 minutos, compaginado de 10 vídeos cortos que saqué con mi celular LG antiguo y que me ha acompañado en los últimos viajes. No está editado, así es que los chascarros también aparecen.
A nosotros y otros 25 valientes nos subieron en tres de estos botes, bien empaquetados y protegidos, ya que nos dirigiríamos a visitar donde vive una bestia que se despierta cada seis horas con el cambio de la marea. Un poder tan terrorífico y terrible que puede acabar con cualquiera, sobre todo cuando con la luna llena la corriente es más brutal. Nosotros habíamos tenido luna llena dos noches atrás, así es que se confirmaba que las corrientes bordearían los 12 Nudos (lo máximo medido es de unos 20 Nudos). Se trata del estrecho de Saltstraumen, que tiene las corrientes más fuertes del planeta, capaz de enviar 400 millones de metros cúbicos de agua a través de un brazo de mar de 1,9 km de largo y 150 metros de ancho. En la historia reciente la corriente ha terminado con la vida de 60 personas. Los remolinos y las rocas forman parte de la leyenda de Saltstraumen.
Después de 2 horas de navegación en estos botes rápidos, llegamos casi justo para el zarpe de nuestro barco, el que ahora se dirige más al norte, para llegar en unas tres horas (falta una mientras escribo) a la ciudad de Svolvaer en el Paralelo 68N.
Mañana les cuento cómo estuvo “la nocturna”.
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