Alemania y Noruega 2017 – München
Buen vuelo a München vía Roma.
En los años ’80, nos trasladamos de Santiago a esta magnífica ciudad, quizás una de las mejores para vivir en el mundo gracias a su enorme oferta de espacios naturales dentro y cercanos a la ciudad, cosmopolita, tremenda oferta cultural, deportiva y culinaria, epicentro cervecero, bien cuidada, limpia, así como llena de espacios que te sorprendes cada vez que vas. Pero a la vez, también conserva ese toque pueblerino, del bávaro mas campestre de mecha corta, a veces más rústico, pero a la vez querendón y de mucho sentido del humor.
Vivimos en München en el mismo lugar y departamento desde 1984 hasta comienzos de 1988, hasta que fuimos trasladados a Ciudad de México por la empresa multinacional en la cual yo trabajaba. Si bien yo ya había vuelto, Christi no lo hacía prácticamente por 30 años. La idea era visitar algunos de esos lugares que nos llevarán a los recuerdos de aquella época, cuando Cristóbal y Juan Pablo eran unos porotos chicos de 4 y 2 años de edad cuando llegamos, mientras Sebastián nació en México pero fue concebido en München.
Fotos Borstei (click en imagen de interés para agrandar):
Gracias a que mi primer año en Alemania jugué voleibol semi-profesional, pudimos acceder a un departamento muy grande en un condominio antiguo de valor histórico, la “Borstei” contiguo al parque olímpico, que era como el jardín grande de nuestra casa. Así es que lo primero, fue volver a ese condominio, que evidentemente está muy bien conservado, lleno de esculturas y espacios arquitectónicos que nos volvieron a sorprender y encantar. De ahí al parque olímpico, majestuoso, imponente, limpio, lleno de recuerdos de los innumerables paseos tanto de verano como de invierno cargado a la nieve, en que llevábamos a los niños en un trineo para poder avanzar más rápido. Aquí veníamos no sólo a pasear, sino a bañarnos con los niños en la piscina olímpica, a ver partidos del Bayern München en el estadio olímpico, a alimentar a los patos y cisnes (lo que hoy está prohibido). Obviamente subimos al Olympiaturm. Terminamos el día visitando “El Centro”, lo que es la zona que va del Marienplatz al Karlsplatz, con todo su encanto, ambiente y majestuosidad. Ese día, hacia un sol radiante y unos 32ºC, ad-hoc a la calidez que sentimos con el reencuentro de esos espacios.
Ayer jueves salimos no muy temprano directo al Viktualienmarkt, un mercado permanente también cerca del Marienplatz, dónde se pueden conseguir productos “de la feria”, pero también “Delikatessen” refinadas en cecinas, jamones ahumados de tremenda variedad, quesos y otras especialidades de creación más presente en lo que se refiera a la alimentación orgánica. Por supuesto, también está lleno de tiendas y puestos que venden de lo más variado, desde artesanías hasta antigüedades. Estuvo entretenido.
Con la amenaza de la lluvia que se venía venir y estaba anunciada, partimos raudamente al “Englischer Garten“, un enorme parque en plena ciudad al cual frecuentemente íbamos con nuestros hijos y amigos. También pasamos a un lugar del parque conocido por su masivo expedido de cerveza, el “Chinesischer Turm“. Ahí estaba, como en otrora, pero en este día más bien vacío por la amenaza de lluvia. Cuando ya nos íbamos, partieron los primeros chubascos.
Seguimos ahí cerca para otro lugar del recuerdo, a la zona del “Friedensengel” (monumento al ángel de la paz), que está contiguo al río Isar y al lugar donde yo trabajé por más de 3 años. Nos encontramos con un paso bajo nivel para peatones y bicicletas, con una exposición de graffitis interesante.

Tras almuerzo típico de cerveza con “Weißwurst” (salchicha típica bávara), con la lluvia ya declarada, suspendimos la visita a los parques y edificaciones del “Nymphenburger Schloss” y su maravilloso parque. Decidimos ira conocer la famosa Allianz Arena del club Bayern München, sin saber que debíamos caminar como 1 km desde la estación del Metro hasta el acceso. Obviamente nos mojamos, ya que paraguas no teníamos. Espectacular la visita guiada por el estadio, no sólo por su novedosa arquitectura, sino el visitar los espacios de camarines, sala de prensa, etc., que le dio un toque distinto al final del día. Obviamente llegamos empapados al hotel, buena ducha, cena y al sobre, con el corazón calentito lleno de nostálgicos recuerdos.
Mucha nostalgia y hartos lugares que no recorrimos, pero no era el objetivo de esta pasada por München. Seguramente vamos a regresar.
Hoy viernes partimos a Köln a visitar a unos queridos amigos que no la han pasado muy bien por un tema de salud que ya va por la senda positiva, así es que aún no sabemos qué tanto emprenderemos durante el fin de semana. Nuestra visita no es turística, sino de apoyar y compartir con grandes amigos.
El lunes será fundamentalmente un día de trabajo para mí, más nuestro vuelo a Oslo al final del día. Así es que no sé, cuando será mi próximo reporte…
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