Muchas jefaturas chutean pa’ delante la toma de decisiones. ¿Qué puedes hacer pa’ que tu jefa o jefe corte más rápidamente el queque? ¿Por qué tiene que pegarse la cacha’a que se están metiendo en las patas de los caballos y, además, debes cantársela clarita acerca de los ata’os que se les vienen encima? ¿Y qué tienes que tener en cuenta a la hora de crear un modelo de decisión pa’ que no quede la crema?
Antes que todo, pido disculpas a mis lectores extranjeros, pero este artículo «me nació de guata» escribirlo con chilenismos, sin irme a los extremos…
Como no puedes correr con colores propios y tampoco se trata de hacer la pata, es hora de que la leona o el león saquen las garras y que no se les sigan escapando las tortugas. Tu jefatura tiene que cortar el queque pa’ echarle pa’delante con el proyecto. «Espera un cachito, le estoy dando otra vueltecita de tuerca» recibes por respuesta una y otra vez. Tu jefatura no se tira el salto.
Y tú…, ahí, con manso cuello, chupándote el dedo. De la galla’a del equipo no eres la única que está bajoneada y se siente como la mona con la situación, porque el proyecto está estancado y nadie está ahí pa’ tirarse la pera.
Pa’ poder cortar el queque, tu jefatura depende de la información
Si dependes de las decisiones tomadas por tu jefatura, debes ponerle Wendy pa’ dársela en bandeja. Sin embargo, esto va a suceder el día del níspero si presionas a tu jefatura pa’ que corte el queque de una plumada si no está Liz Taylor con toda la info, o si lo haces delante del equipo reunido.
¿Cómo va a cortar el queque en menos que canta un gallo, si apenas ha tratado el tema?
Tu jefatura también es un mortal que depende de la información y, quizás, ya está curada de espanto, sabiendo que no es coser y cantar esto de cortar el queque. Porque el camino al infierno está tapizado de buenas intenciones, pa’ tu jefatura será pan comido la toma de decisión si la info que recibe está filete.
Reducir la complejidad de la pregunta pa’ cortar el queque
El meollo del problema es que, la recacha’a de veces, tú y parte del equipo trasladan hacia arriba una pregunta de decisión y las complejas cuestiones asociadas. Tu jefatura se ve rápidamente desbordada y chutea pa’delante la decisión necesaria.
A todas luces, tu jefatura se protege a sí misma y, por eso, a veces es de armas tomar cuando la hinchas demasiado pa’ que decida contra viento y marea. Cuando tu jefatura las para de que las cuestiones tienen demasiados bemoles, piensa que Juan Segura vivió muchos años y hace que se ponga durazna pa’ tomar una decisión de la noche a la mañana. No puedes pedirle que apechugue y se haga el sueco si la leche aún no está cocida. Esto es humano y comprensible.
Tu pega es reducir la complejidad de dos cucharadas y a la papa, pa’ que tu jefatura deje de ponerse el parche antes de la herida y la corta’a de queque sea carrera corrida.
Por eso tienes que arremangarte pa’ atar cabos sueltos y preparar la decisión, sin andar mirando pa’l lado de los quesos y que se te quede en el tintero algo importante. Cuanto mejor lo hagas, más a caballo quedará tu jefatura y será más probable que las decisiones trascendentales las tome en un siantamén y no las chutee.
Concretar los problemas
Porque dos cabezas piensan más que una, pa’ llevar al grano y reducir la complejidad de la cuestión respectiva, conviene que concretes el meollo del asunto. Pa’ eso tienes que averiguar caleta cosas, recopilarlas, para luego compilar hechos y que queden como tirados con honda. A continuación, los estructuras, editas y resumes.
A la oportunidad la pintan calva, pero cuando se presenta hay que agarrarla de las mechas. Por eso, a tu jefatura no tienes que darle alternativas pa’ regodearse, sino apuntar a solo dos opciones de decisión, las que luego presentas a tu jefatura.
Pero no te creas que con esto será suficiente, ya que entre pitos y flautas no será chancaca llegar a una decisión viable. Para cada opción de decisión, debes hacer transparentes los pros y los contras pertinentes, incluida la manera de evitar jugar con fuego y cómo manejarse donde las papas queman. Solo así tu jefatura tendrá una base sólida sobre la que puede cortar el queque.
Crear un modelo de decisión pa’ tu jefatura
Debes saber que se teje acerca de las siguientes preguntas si quieres motivar a tu jefatura pa’ que tome una decisión:
- ¿Tengo suficiente info relevante? ¿A quiénes debo tirarles la lengua pa’ conseguir datos clave? ¿Estaré puro buscándole el cuesco a la breva o centrándome en los pelos de la cola? ¿Estaré desvistiendo un santo pa’ vestir a otro?
- ¿Me estaré arrancando con los tarros, al menos para tomar una decisión preliminar? Si es así: ¿qué tengo que hacer pa’ que me den luz verde?
- ¿He aclarado suficientemente todos los puntos neurálgicos para una decisión final?
Basándote en estos puntos y sin chamullos o carriles, debes generar dos opciones de decisión y resumirlas en una matriz de decisión, clarificando dónde se anotarían porotos y dónde estarían embromados. De este modo, sabrás bastante bien para donde va la micro y podrás sugerir a ojos cerrados a tu jefatura la línea de actuación que prefieras.
Por julepe a que la jefatura pueda cortar el queque, a menudo se esconden bajo la alfombra algunos riesgos de las respectivas opciones y luego queda la embarrada. En realidad, enumerar los riesgos hace que una sabia decisión sea papaya.
Explica los riesgos y consecuencias de no cortar el queque
Es más importante el huevo que el cacareo y, si las decisiones son urgentes, al grano, dijo el pollo, sin rodeos. Muestra qué ocurre si no se toma ninguna decisión, ya que esta opción podría ser como las güifas, incluso la peor.
Cuenta la firme, por ejemplo, se pierden muchas lucas en ese negocio o hasta qué punto puede descarrilarse legalmente una situación y quedar la pelería. En esto no puedes ser cerrado como ostra y cuanto más al callo lo comuniques a los mandamáses, tanto más sabrán que los dados están echados y más dispuestos a cortar el queque.
Además, debes evitar irte en collera con el pimponeo en la corta’a de queque, donde tu jefatura quizás asume que eres un sacavueltas que no prepara la info, mientras tú piensas que hay que tomar una decisión antes de poder echarle pa’delante.
En el peor de los casos, en esta estirada de cuerda de frentón se encuentran dos supuestos fundamentalmente contradictorios, lo que da lugar al pimponeo como la mona y puro revuelve el gallinero. Al final de la partida, no hay ganadores y, desde luego, ninguna decisión viable.
Este tipo de situaciones no están a la altura de las circunstancias y son recontra frustrantes para todos los implicados en estos procesos. En definitiva, son más bien un cacho y no contribuyen a tirar pa’rriba el clima de trabajo y, por tanto, al clima de toma de decisiones.
Pero ponte tú que lo haces del uno: Incluso las decisiones buenas, bien meditadas y comprensibles solo dan fruto cuando terminan en medidas, en propuestas de planes de acción u otras iniciativas que deben implementarse. ¡Porque no hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague! Nunca olvides que las cortadas de queque que tanto buscas en tu jefatura también deben aplicarse. No caigas en falta como el cura Gatica…
