Pan de Azúcar
No, no es en Río de Janeiro, se trata del siempre sorprendente y llamativo Parque Nacional Pan de Azúcar en Atacama, al cual llegamos después de viajar apenas unos 140 km desde Caldera. Se encuentra muy cerca de Chañaral. Debe su nombre a la Caleta Pan de Azúcar y el cerro que está frente a nuestro camping. Es una pequeña población de pescadores muy cerca del rústico Camping Los Yecos, en el cual armamos campamento y a los anocheceres durante nuestra estadía, sostuvimos buenas y largas conversaciones con su dueño oriundo de Colchagua, Julio Correa, así como con otros campistas chilenos y argentinos.
Igual fue sorprendente en esta ocasión a pesar de las restricciones pandémicas, ya que es mi tercera ocasión que lo recorro (las otras fueron en 1993 con mi familia y hace 2 años atrás en excursión solitaria) o al menos en parte, ya que se extiende por unas 44.000 ha.
Tras armar campamento, realizamos un breve recorrido del parque por algunos caminos aptos para vehículos y luego decidimos recorrer a pie el sendero Las Lomitas, el cual yo había realizado en parte dos años atrás, pero había podido llegar en auto 5,5 km “más arriba”. Pero esa distancia recién la constatamos una vez recorrido el trayecto, ya que la info disponible y entregada por el guardaparques es bastante pobre al respecto. Ello nos impidió llegar a la gran meseta y acantilado, ya que hubiesen sido 22 km de caminata e igual nos hubiese pillado la noche. Será para otra ocasión. Eso sí, esta caminata la realizamos con más de 33ºC, pura subida y obvio, después bajada. Quedamos bastante cansados. Algunas impresiones de este recorrido:
Al día siguiente, realizamos otro recorrido en auto y decidimos subir caminando al “Mirador Chico”, caminata algo más corta que el día anterior y con menos calor. Llegando al inicio del sendero, nos encontramos con un Zorro Chilla, que es una de las tres especies que habitan en Chile. Se adapta desde la Patagonia hasta el desierto. Si bien es de hábitos más bien crepusculares o nocturnos, es muy frecuente que se acostumbre a la presencia del ser humano, pasando a depender del alimento que pueda obtener de esa interacción. Esa debe haber sido la razón, por la cual siempre nos permitió acercarnos hasta unos pocos metros.
El sendero demarcado por Conaf rumbo al “Mirador Chico” debe ser de unos 2,5 km y la subida es más bien moderada. En el camino y también al regreso, nos topamos con unos guanacos que intentaban emparejarse, o al menos eso parecía. La ruta se caracteriza por un suelo pedregoso, poca vegetación pero con ocasionales vistas a cactus, dentro de ella la característica de la zona, llamada “Copiapoa” (que al parecer tiene varias subespecies). Finalmente la vista hacia la bahía donde está la caleta y también el cerro que le dieron el nombre al parque nacional.
Concluimos el día recorriendo algunas playas y cenando en Chañaral, una para el lugar sorprendente cena gourmet a un precio muy razonable: Club Social Chañaral
¡Pan de Azúcar siempre vale la pena!
Al día siguiente, nuestra “tirada” sería rumbo a San Pedro de Atacama, donde tendríamos un amistoso y hospitalario “campamento base” para recorrer parte de esa zona…
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