Partimos a Florencia, por supuesto en la Toscana
Antes de partir a Florecía, dimos una más breve segunda vuelta por San Gimigniano, aunque caía una llovizna suave intermitente. Lo volvimos a disfrutar.
Después partimos a Florencia. Supuestamente nos tomaría cerca de una hora en auto, que se transformó en una hora y medio, ya que avanzamos en medio de un diluvio. La entrada y búsqueda de estacionamiento tampoco fue fácil.
Fuimos a realizar chequeo en el hotel y Christi se quedó. Venía la segunda vuelta, llevar a través del diluvio el auto al “rent-a-car” en el aeropuerto. Después de perderme tres veces, finalmente llegué y plop, las oficinas de recepción de vehículos de Sixt y de las demás empresas se habían llovido, estaban cerradas y seres humanos brillaban por su ausencia. Estacioné, cerré el auto y deposité las llaves en un buzón. Ya veremos en qué termina esto.
Posteriormente y ya cerca de las 16:00 hrs, salimos a pasear por Florecía sin recorrido fijo, ya que había terminado de llover. En lo esencial visitamos el Puente y el Palacio Vecchio, así como la zona donde está el Domo.
También deambulamos por las calles y si bien Florencia es un hito turístico mundial, su señalética para turistas es bastante deficiente, sus veredas mal tenidas pero limpias, así como los nombres de calles en muchos casos simplemente no están. Tuvimos que avanzar “al tufo” no más con plano en mano, pero sin encontrar los nombres de muchas calles. Ya atardeciendo, cerca del domo bebimos un Aperol y cerveza respectivamente, en un ambiente absolutamente inundado de turistas. Mañana nos metemos en serio en Firenze…
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