Pisa y Pietrasanta – partimos con la Toscana
Esta pequeña ciudad, es conocida en todo el mundo por su Torre Inclinada situada en la no menos impresionante Piazza dei Miracoli, aunque más allá de esta plaza y sus fantásticos edificios, les aseguro que en un paseo por sus calles, uno se encuentra con una ciudad con un muy bonito centro histórico, lleno de rincones con encanto que realmente vale la pena recorrer. Nosotros lo hicimos dos veces.
Volvamos a la Piazza dei Miracoli que es una atracción por sí misma (significa de los Milagros, pero no por milagros que ahí se hubiesen producido, sino porque el poeta Gabriele D’Annunzio, quien observando la plaza desde el alto, la llamó “Prado de los Milagros”, por la belleza de los monumentos de mármol blanco que resaltaban en los alrededores de jardín verde). También se le conoce como Piazza del Duomo, que fue un antiguo centro de la vida urbana, conjunto que es reconocido en todo el mundo como uno de los mejores ejemplos del arte medieval, en la que destacan además de las tres edificaciones más prominentes de Pisa, una parte cubierta de césped y otra pavimentada. Ademas, es divertido el espectáculo de los turistas intentando hacer la típica foto sujetando la Torre, nosotros incluidos…:)
Decidimos subirnos a la muralla de Pisa y caminarla, no en los 3,2 km que está habilitada para el público, pero al menos la mitad (ida y vuelta, igual 3 km y tanto…) y con ello, logramos otras vistas de la Torre y de la Piazza del Duomo, así como de las viviendas comunes y corrientes que las circundan. La construcción de esta muralla es de mediados del siglo XII (equis-palito-palito, 😉 ). La ciudad no estaba completamente rodeada por una muralla, ya que aprovechaban el río Arno y otras construcciones para que formasen parte de la defensa de la misma.
Posteriormente guiados por Andrea, una marileña que hace poco debe haber pasado los 30 años de edad, que lleva 11 años en Pisa y según dice, no regresa a España ni amarrá…, visitamos el trío dinámico.
Partimos por el Baptistero, situado frente de la Catedral, que es el más grande de Italia y para muchos el edificio favorito de Pisa. Está lleno de símbolos en su arquitectura y esculturas, al igual que la Catedral, sobre todo porque el poder de la Iglesia en la época debía llegar al pueblo y éste, era en gran medida analfabeto y de latín cachaba bien poco. Con una altura parecida a la de la Torre Inclinada y un diámetro de 36 metros, este edificio de mármol blanco es una auténtica maravilla, se los dice un irreligioso, ya que aquí bautizaban incluso a adolescentes y adultos, porque de lo contrario no podían ingresar a la Catedral. Y aunque su interior se podría considerar sobrio, les aseguro que impresiona tanto por su grandiosidad como por la pila bautismal octogonal, colocada en el centro. Además de disfrutar de la acústica interior (ver y escuchar vídeo más abajo, donde fusioné uno mío grabado en el nivel piso y otro de Christi desde la matronal, a la cual nos subí, porque no es está permitido para hombres, 😉),ç. Asimismo es interesante observar, que con sutileza han introducido símbolos contemporáneos. Fotografié sólo uno, el de Juan Pablo II (palito-palito), donde abajo a la derecha aparecen las banderas comunista y nazi, saquen sus propias conclusiones simbólicas.

Este es el vídeo que muestra el eco que se logra en su interior:
Luego vistamos la Catedral ahí mismo en la Piazza, edificaciones a las que yo al menos les hago el quite, ya que el derroche siempre me genera una mezcla entre vergüenza ajena y rabia. Este edifico fue construido en 1063, gracias a un botín de guerra y se demoraron sólo,30 años. Destaca por su impoluta fachada de mármol blanco y gris y por una enorme puerta de bronce macizo, que es posterior al igual a su cielo interior,Mía que los anteriores se perdieron en un incendio en el Siglo XVIII.
En el interior, revestido de mármoles blancos y negros, llaman la atención las dos hileras de impresionantes columnas de estilo corintio, provenientes de la Isla de Elba y un techo revestido en parte con oro, mosaicos, decoraciones y su gran joya, el púlpito de Giovanni Pisano, que hacen que valga la pena entrar y dedicar una hora a disfrutar de este increíble espectáculo de arte.
Después de varias explicaciones acerca de la inclinación de la Torre que ya detallo, nos despedimos de Andrea y subimos solos por esas escaleras de mármol macizo. Esta Torre Inclinada es uno de los monumentos más visitados de Italia. Pero en realidad, la Torre no es más que el campanario del Duomo, ya que en Italia es habitual que no esté integrado en el edificio de las iglesia. La famosa inclinación de unos 4 grados empezó al principio de la construcción en el año 1173, producto del suelo arcilloso y la poca profundidad de los cimientos y después de 177 años, finalizó la construcción de la torre de 8 pisos y el campanario, alcanzando una altura de 55 metros. En 1990 se cerró para estabilizar la torre y evitar su caída, un proceso y unas obras que se alargaron durante 20 años, volviendo a abrir al público en el 2011. También nos enteramos, que en realidad todos los edificios del sector están chuecos pero en menor grado que la Torre, todo debido a la estructura del duelo y sus orígenes pantanosos. Linda vista desde la Torre, en cuya cumbre está el campanario.
De ahí partimos a buscar un taxi para ir a recoger nuestro auto arrendado al aeropuerto, el que nos acompañará por la Toscana hasta llegar a Florencia. En ese caminar, pasamos por La Piazza dei Cavalieri, que es la segundo plaza más importante en Pisa. En la antigüedad fue centro político y civil de la ciudad, hasta que se transformó en la sede del orden militar de los Caballeros de San Esteban. En la actualidad está rodeada de importantes edificios como el Palazzo della Carovana, el Palazzo dell’Orologio, el Palazzo del Consiglio dei Dodici y la iglesia de Santo Stefano dei Cavalieri además de la estatua del gran duque Cosimo I de’ Medici, fundador de la Orden de los Caballeros de San Esteban, que puede verse en el centro de la plaza. Todos estos últimos sólo,los vimos a la pasada, mientras avanzábamos “como las velas” entre preparativos de la filmación de unas escenas de alguna película que se filmaría ambientada en los años 50-60 (por ello Los auto antiguos estacionados en la plaza).
Avanzando en dirección a la estación de trenes, sin encontrar taxis, cruzamos el Ponte di Mezzo, donde luego empieza la calle comercial por excelencia de Pisa, Corso Italia. Esta calle, que tiene varios edificios históricos, nos llevó directo hasta la Estación Central, sin detenernos demasiado tiempo mirando vitrinas de las entretenidas tiendas. A todo esto, vale la pena ver las casas coloridas, de estilo pisano, situadas en ambas orillas del río Arno, desde el Ponte di Mezzo, que mostraban el poder de las familias más emblemáticas de Pisa durante la Edad Media (que vivían mocheando con los de Florencia, incluso en rivalidad hasta hoy).
Finalmente no conseguimos taxi y en un “shuttle” partimos a recoger nuestro BMW 316 diesel al aeropuerto de Pisa, que espero sea fiel y no nos de problemas en los próximos días.
Ya era tarde, tipo 16:30 hrs, así es que partimos a darle una vuelta a un poblado llamado Pietrasanta, que está casi junto a Carrara y camino de regreso a La Spezia. Está ubicado en la provincia de Lucca y se encuentra en las últimas ramificaciones de los Alpes Apuanos, una serie de cadenas de montañas en Italia y la Versilia. La ciudad es considerada un centro de actividad artística, donde se maneja mucho el mármol y bronce, y donde existen numerosas galerías de arte, en realidad vimos al menos veinte. Asimismo, pudimos apreciar varios talleres-tienda de modistos que si bien no deben ser ultra-top, son top. Y, como es lógico, posee un centro histórico con una variedad de monumentos muy hermosos. Linda ciudad, “monona” como dirían algunos visitantes de Cachagua y Zapallar. Para artistas, bohemios, sin lugar a dudas un lugar encantador. De regreso sólo pasamos por Carrara y fotografiamos algunas “rocas”. Quizás mañana le dediquemos un poco más de tiempo, ya veremos los que nos depara el día…
Deja un comentario