Cinque Terre – Vernazza y Monterosso
Dormimos bien en nuestra habitación que nos albergará los próximos ocho días. Como estamos en el tercer piso de este antiguo edificio, pero mirando hacia el interior, no tenemos ruidos molestos desde la calle. Hoy tomamos más conciencia aún de nuestro ascensor, ya que apenas entramos los dos, independiente de que yo sea algo voluminoso.
Bien…, encadenándose sobre 18 kilómetros de acantilados dentados, Cinque Terre es un conjunto de cinco localidades de gran belleza, las cuales hoy al,atardecer pudimos disfrutar desde una lancha grandota, junto a otros 10 turistas, todos estadounidenses.
Pero antes de ello, partimos en tren desde La Spezia a Vernazza, para realizar un recorrido de este pueblo que es muy pintoresco, ha conservado mayormente el aspecto de ciudadela marinera y visitarlo fue relajante, colorido y sugestiva, pero creo que no nos tomamos todo el tiempo requerido y volveremos en estos próximos días. Alrededor de la plaza se alzan muchísimas casas antiguas y coloradas que contienen algunos bares y cafés donde sentarse a disfrutar de la magia del lugar. También debemos volver por el “gelato” italiano, que dicen que aquí es mejor…
Decidimos no tomar el tren y caminar hasta el siguiente pueblo, Monterosso al Mare, lo que resultó ser un trekking de casi dos horas, bastante duro en el largo ascenso, pero con unas vistas extraordinarias. También se sentía el aumento de la temperatura.
Monterosso al Mare, es el pueblo más grande y con más servicios, restaurantes y hoteles de los 5 que conforman Cinque Terre. Además es él más dirigido al turismo de sol y playa debido a que posee las mejores de la región. Eso se notaba por la alta concurrencia de turistas, no solo,extranjeros, también muchos italianos.
El muelle en el cual embarcaríamos más tarde, se ubica justo en un lateral de la Torre de la Aurora, una construcción del siglo XVI para prevenir ataques bárbaros y que divide a Monterosso en dos; la parte antigua y la nueva. La parte vieja de la ciudad posee una bella playa de arena y aguas turquesas. Paseamos por las bonitas y coloridas estrechas calles llamadas localmente “Carruggi”, repletas de pequeñas tiendas y restaurantes. Tras la intensa caminata, aún no teníamos habré, sólo sed…
A través de un túnel, en el que se exponen distintas imágenes relacionadas con Cinque Terre, llegamos a la parte Moderna de Monterosso. Lo primero que nos encontramos fue una enorme playa para estos lares, difícilmente de las extensiones que tenemos en Chile. Esta playa se ve mejor que la de la parte antigua, abarrotada de turistas. Aquí nos sentamos un buen rato en una banca a reposar, hidratarnos y observar lo que nos rodeaba.
Regresamos a la parte vieja de Monterosso por otro camino, que nos llevó por un cerro y no por el túnel. El sector antiguo es solo peatonal, conserva las caracteristicas autoctonas de la regiòn con callejuelas empedradas estrachas, porticados en piedra y negocios que ofrecen al visitante productos tipicos, vinos del sector, platos regionales a base de pescado y pesto a la Genovese. Luego de pasear un buen rato por esta zona, ya nos había dado hambre y fue la oportunidad de beber unas cervezas junto a unas ricas pastas típicamente italianas.
De ahí partimos al embarcadero y cerca de las 18 hrs partimos por 3 horas a recorrer Las vistas de los cinco poblados desde el mar, a la hora que también se produciría la puesta de sol. Es una maravilla como el sol ilumina a esa hora a cada uno de los poblados. Nos sirvieron un rico aperitivo justo antes del ocaso y ya obscuro, desembarcamos a cenar en Vernazza. Tras una espera de unos 20 minutos en la estación, cerca de las 21:30 logramos subir a nuestro tren de regreso a La Spezia.
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