Cesky Rudolec (Böhmisch Rudoletz)
Cesky Rudolec u originalmente del alemán Rudoletz de Bohemia (Böhmisch Rudoletz) era uno de los destinos de este viaje. ¿Por qué?
El castillo y tierras circundantes pertenecieron al abuelo de Christi. Un poco más abajo, un poco de historia…, lo más resumido posible, pero interesante.
Con algo de amenaza de lluvia salimos de Cesky Krumlov, avanzando en nuestro Toyota arrendado hacia una zona campestre y muy boscosa, en caminos eminentemente rurales. Lindos paisajes, pero para 110 km nos tomó casi 2,5 horas. Pero la expectativa era alta, llegar al castillo y sorprenderse acerca de su estado…
Es una ruina en fase de remodelación muy incipiente, pero para Christi tenía su grado de emoción y la dejé recorrerlo por fuera sin decir nada, ella necesitaba vivirlo sola primero. Mientras, yo sacaba algunas fotos. Estaba cerrado a machotes y a buenas y primeras tampoco hubiese entrado, ante el riesgo de algún derrumbe.
Una oficina de información turística contigua que había estado cerrada, de pronto se abrió y Christi partió con el ánimo de pedir infos acerca del castillo, pero “plop”, mientras avanzaba la conversación y Christi le contaba quien era, fue casi recibida como “rockstar”: el caballero era el encargado de la recopilación histórica del pueblo y castillo, financiado por la UE. Sacó su manojo de llaves y partió a abrirnos el castillo. Sí, es una ruina en restauración, pero para Christi igual fue una experiencia notable y para mi, haberla traído y acompañado en esos momentos especiales, una alegría que demuestro mejor al escribir este reporte con su resumen de algunos hitos históricos incluidos. Luego de seguir conversando un poco más acerca de la familia de Christi y el castillo, nos despedimos de ese gentil señor checo, quien a tropezones se las arregló en alemán con nosotros, aunque hablaba fluidamente inglés. Él lo prefirió en alemán.
Con la satisfacción del éxito de la visita, ya pasadas las 14 hrs partimos a almorzar al frente, lugar que describo brevemente más abajo en la parte histórica, quienes aún conservan 2 sillones de uno de los salones y son casi las únicas piezas no robadas por los soviéticos, finalizada la Segunda Guerra. Almorzamos muy sabroso y aquí también, todos nos miraban sorprendidos y con una gentileza quizás desmedida. En pueblo chico se había corrido la voz. También compramos un par de cervezas para llevar a Chile, producidas ahí, una incluso como marca con parte del apellido de Christi. Un cacho, pero será rico y nostálgico saborearlas en familia ya de regreso en Santiago.
Continuamos a Hluboká (leer más en la parte histórica, más abajo), un castillo que nos quedaba en el camino de regreso y queríamos visitar. No sabíamos que había dos localidades del mismo nombre en este país (checo yo no entiendo ni jota, Christi tampoco) y el GPS del auto nos llevó 200 km en sentido contrario. Así es que castillo “ni que ocho cuartos” y con el aguacero amenazante, nos tomó tres horas llegar a Cesky Krumlov por carreteras pésimas para manejar en la obscuridad, más la lluvia que se dejó caer como el peor llanto de Maria Magdalena. En fin, gajes del viajero… Con hambre, buscamos restaurante en Krumlov y a las 21:30, nada, todo cerrado. Las calles desiertas. Claramente se acuestan con las gallinas y la vida nocturna no existe. Raro caso para una mini ciudad que recibe más de medio millón de turistas por año. A ver que nos depara mañana lunes…
A continuación la parte histórica relacionada con Christi (mi esposa, para quienes no lo sepan)
La primera mención documental del castillo se hizo a raíz de hallazgos arqueológicos en 1343. Los fundadores fueron probablemente mineros que cavaron en la montaña de plata para obtener mineral. Hasta 1406 Rudolec era propiedad del Margraviato de Moravia. Después de eso perteneció a varias familias nobles a través de los siglos.
En 1856, el oficial retirado Michael Angelo Ritter von Picchioni (nació el 15 de Noviembre de 1817, en Borgo San Siro) y casado con Katharina von Amberg (nació el 31 de Agosto de 1822, en Amberg), se convirtió en el dueño de la mansión y el castillo. Después del incendio del castillo de 1860, hizo reconstruir el castillo en estilo Tudor. Por lo tanto, era algo similar al castillo bohemio Hluboká y recibió los apodos Pequeño Hluboká o Hluboká de Moravia. En el área del castillo también se obtuvo mosto de cerveza al vapor, cuya producción se exportó al Reich alemán y a Inglaterra para la producción de cerveza.
Durante la Primera Guerra pasó diversas vicisitudes. Posteriormente, Checoslovaquia se había defendido militarmente contra Hitler y había expandido las fortalezas en la frontera. Por acuerdos previos, Inglaterra y Francia deberían haber intervenido en ayuda de la República Checoslovaca, pero para evitar la guerra inminente, para la cual ambos no estaban preparados en 1938, junto a Mussolini y en el Acuerdo de Múnich, sin preguntar a Checoslovaquia, cedieron las áreas periféricas del estado checo al Reich alemán. Por lo tanto, Rudoletz de Bohemia pasó a ser parte del Reich desde el 1 de octubre de 1938. Los checos del pueblo fueron reubicados, por la fuerza, al protectorado de Bohemia y Moravia.
Curt Hermann Reinhardt (industrial de Bautzen y bisabuelo de Christi, que nació el 22 de Diciembre de 1856 y fue enterrado donde mismo nació en 1932), se casó con la hija mayor de Michael Angel Ritter von Picchioni, Johanna von Picchioni (obviamente bisabuela de Christi, nacida en 1866 y fallecida 1943). Como Curt no era noble y Johanna sí, allí nació el apellido compuesto Reinhardt-Picchioni. Tuvieron dos hijos, uno de ellos Ernst Angelo Reinhardt-Picchioni, abuelo de Christi, quien heredó buena parte de las propiedades y el castillo, mientras su hermana Katharina Adolphine heredó otro tanto.
El día de la capitulación de Alemania al final de la Segunda Guerra Mundial, en el bosque detrás de la aldea, en dirección a Lipolz, el Ejército Rojo estableció un campo de prisioneros para hasta 80,000 soldados alemanes. La administración del campo soviético estaba en el antiguo Colegio Alemán de Rudoletz. El 28 de mayo de 1945, la aldea fue ocupada por la milicia checa. El lugar fue repoblado. De conformidad con el Acuerdo de Potsdam, el Ejército Rojo exigió en enero de 1946 la deportación de todos los alemanes de los Sudetes de Austria a Alemania.
El último dueño del castillo hasta la llegada de los comunistas, fue Ernst Angelo Reinhardt-Picchioni (= abuelo de Christi), que se había mudado a Chile a inicio de los años ’30 pero iba a Europa por largos periodos de tiempo antes y durante la Segunda Guerra. En 1946 fue expropiado y su propiedad fue nacionalizada. Previendo lo que venía, la abuela y el papá de Christi ya se habían trasladado a Chile en 1929. El estado comunista, que posteriormente administró la propiedad durante décadas, no sólo permitió el saqueo soviético, sino no invirtió por décadas y garantizó su deterioro. Después de la Revolución de Terciopelo en 1989, los propietarios cambiaron varias veces sin que ninguno de los proyectos de desarrollo se realizara. En el 2009, un grupo de inversores de Brno comenzó a revitalizar el Castillo de Rudoletz junto con una iniciativa local. Con la ayuda de un proyecto de la UE, se creó un centro de información en la cancillería del castillo; la posada contigua funciona hoy además como cervecería artesanal, Spa y restaurante.
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