Barcelona – ¡Primer Día “de Verdad”!
Ayer domingo temprano entramos al Parque Güell. Tras un rápido pero buen desayuno, a las 8.30 AM ya íbamos en camino. El parque debe su nombre a Eusebi Güell, un rico empresario apasionado por las obras de Gaudí y que actuó como su principal mecenas. Aunque la idea principal era la construcción de un conjunto residencial de lujo, con el paso de los años esta idea fue abandonada y en su lugar se construyó un parque digno del escenario de un cuento. El Parque Güell está cubierto por formas onduladas, columnas con aspecto de árboles, figuras de animales y formas geométricas. La mayor parte de las superficies están decoradas con mosaicos realizados con trocitos de cerámica de colores.
Partimos por la así llamada zona regulada, la que limita el ingreso a un número máximo de 800 visitantes a la hora y exige disponer de una entrada pagada para acceder. Con ello se ingresa a los lugares más turísticos del parque y apunta a un mejor uso y conservación. Posteriormente paseamos por la zona pública que es gratuita.
Es impresionante como el artista aprovechó el desnivel de 60 metros de un cerro (aquí le dicen montaña y está claro que para nosotros los andinos, es sólo un cerrito, aunque la subida de la “recachá” de peldaños me hizo recordar mis excursiones de senderismo, por las “piernas de lana” posteriores…), para crear un camino de elevación espiritual, realmente genial, en cuya cima planeaba construir una capilla que finalmente fue sustituida por el Monumento al Calvario, un promontorio situado en la parte más alta del parque desde donde las vistas de la ciudad son bastante buenas, dicen porque no llegamos hasta ahí… El punto central del parque es una gran plaza en la que se encuentra un enorme banco de 110 metros de longitud, con apariencia de serpiente recubierta por esas bien conservadas y pequeñas piezas de cerámica. Ese es el acceso y salida a la zona regulada.
En verdad un bello parque, claro, muchos visitantes porque era día domingo y no sólo turistas, también variados deportistas. Valió la pena, realmente pudimos tener vistas muy lindas.

Continuamos nuestro recorrido y llegamos a la Casa Vicens, construida en 1883, cuando el recién titulado Antonio Gaudí recibió este importante encargo, transformándose en uno de los edificios modernistas más icónicos de Barcelona y la primera obra maestra del arquitecto. La fachada principal de la Casa Vicens se caracteriza por la cerámica verde y blanca y por el juego de azulejos. Está formada por cuatro plantas y posee un bonito jardín con arco y cascada. Lo más característico de la vivienda son sus torres y chimeneas. Del interior de la Casa Vicens destacan los techos decorados con madera policromada, siguiendo el estilo árabe que caracteriza al edificio, y el fumadero, la sala más impresionante de la Casa Vicens.
Después de almorzar algo rápido visitamos la Sagrada Familia, quizás el monumento más conocido y característico de Barcelona. Se dice que el máximo exponente de la arquitectura modernista creada por Gaudí, encontrándonos con miles de turistas que van a contemplar este curioso aunque inacabado templo. Gaudí falleció en 1926 dejando inacabado el proyecto que ocupó los últimos años de su vida, pero, gracias a los planos que se conservan, su sueño se hace realidad poco a poco gracias al trabajo de otros artistas y al dinero obtenido a partir de las donaciones y las visitas. Hasta hoy han sido construidas 8 de las 18 torres diseñadas por Gaudí. El arquitecto decidió que doce de ellas fueran dedicadas a los Apóstoles, cuatro a los Evangelistas, una a María y otra a Jesús. Cada una de ellas estará dotada de diferente altura en función de la jerarquía religiosa que representan.
Subimos a una de sus torres, la de la pasión y la vista fue realmente fantástica, aunque igual llegamos con la lengua algo afuera, por la estrecha bajada de escalera de piedra y que del tipo caracol, ya que la subida fue en ascensor. Las fachadas también son impresionantes y ni hablar el interior, donde Gaudí se inspiró en las formas de la naturaleza, creando columnas con forma de tronco de árbol que convierten el interior del templo en un enorme bosque de piedra.
Conocida como La Pedrera debido a su rústico aspecto pétreo, la Casa Milá es un sorprendente edificio modernista creado por Gaudí entre los años 1906 y 1912. El peculiar edificio, situado en el céntrico Paseo de Gracia, refleja la plenitud artística de Gaudí en un momento en el que trabajaba en diferentes proyectos de la ciudad condal. La parte más peculiar de La Pedrera es la azotea, un espacio insólito con una impresionante fuerza artística y simbólica. yo lo encontré fascinante, ya que no sólo lo encontré de una genialidad sublime, sino también por lo rupturista, asertivo y exitoso con esa vía. En esta original zona las torres de ventilación y las chimeneas se convierten en sorprendentes esculturas de guerreros petrificados, aunque yo más bien le di la interpretación de que se trataba de guerreros extraterrestres. ¡Me encantó esta casa!“¿Qué hubiese sido de tí Barcelona sin Gaudí?”
Agotados, con cerca de 12 km de caminata efectiva, pero de escaleras para arriba y para abajo, nos instalamos a tomar unas buenas cerveza y Sangría, Christi comió una de esas ensaladas que tanto le gustan, mientras yo disfruté de un calamar con butifarra negra salteada en cebolla confitada y alga nori. Muy sabroso.

El calamar que terminó en mi estómago …
Deja un comentario