Rapa Nui – Llegada a la Isla
A las 5 AM estábamos en pie y muy pronto camino al aeropuerto. Dejamos el auto estacionado ahí. Vuelo de cinco horas, pero tranquilo.
Partíamos a Rapa Nui – Isla de Pascua, ubicada a 3.760 km de las costas de Chile continental. Es nuestra primera visita a este tremendo destino de gran valor arqueológico y cultural, donde más del 40% de su superficie fue declarada Patrimonio de la Humanidad hace algunas décadas atrás.
En el congreso chileno avanza un proyecto de ley, para que Isla de Pascua vuelva a llamarse Rapa Nui, como alguna vez la bautizaron sus habitantes originarios. Los isleños ven con buenos ojos esta iniciativa, porque reconoce su lengua y cultura ancestral.
Viajamos como parte de un grupo de 17 adultos, repartidos en tres hoteles, pero que nos volveremos a encontrar sólo para las excursiones guiadas. Es decir, en lo restante en cuanto a comidas y otras actividades en los tiempos y días libres, cada cual posee la libertad de disponer de su tiempo como prefiera.
En el aeropuerto nos debía recoger alguien de la agencia con la cual habíamos contratado las visitas guiadas para tres de los seis días que permaneceremos en la isla. El chofer-guía-emprendedor del mini bus, Fernando Icka, quien además llevaría a sus hoteles a otros quince turistas, pacientemente nos hizo esperar hasta que se completó el número de pasajeros. Mientras esperábamos, comenzó a llover. Al llegar al mini bus, estalló el cielo y se dejó caer un aguacero impresionante. Todos a refugiarse al mini bus que no tenía maletero, mientras unas treinta maletas a plena intemperie se mojaban por completo. “Ya viene el camión, el que se lleva las maletas…está en camino”. Pasaron 3-4 minutos de lluvia torrencial, mientras algunos pasajeros salían como héroes a rescatar algunos maletines de género. Otros, sólo miraban desconsolados sus grandes maletas de género, imaginándose lo peor. Llegó el camión y lo cargaron raudamente.
La lluvia seguía torrencial cuando llegamos a nuestro hotel llamado Easter Island Eco Lodge (ex Rapa Nui) un 2 estrellas limpio, cómodo y personal atento, pensando que pasaríamos más afuera que adentro.
Tras una hora, empezó a calmarse la lluvia y ya caían sólo unos pocos goterones. Decidimos salir, ya eran las 4 PM y no habíamos comido nada. Nos fuimos directo a la caleta y en restaurante de igual nombre pero escrito con K, Christi comió un pez llamado Pissi, muy sabroso y yo deleité un ceviche de atún con camarón y pulpo.
Fotos y video del entorno de nuestra habitación y hotel:
Luego recorrimos a pie parte de Hanga Roa, incluso uno de los barrios más residenciales de la localidad, la cual nos trajo recuerdos de Viñales en Cuba. Las fotos grafican este corto recorrido. Mi menisco dio trabajo, termine muy adolorido, pero con la ayuda del hielo, algo mejoró. ¡Ya veremos como se comporta los siguientes días!
Deja un comentario