Iniciación Africana – Knysna y los más Grandes
Una vez concluida nuestra experiencia con los leones, agarramos nuestro auto rentado y partimos a Knysna, que sería nuestro centro de operaciones por los siguientes dos días. En el camino, pasamos a conocer – sólo a la pasada – un balneario muy acomodado que por sus características parece una mezcla de los balnearios chilenos Zapallar, Santo Domingo y un Maitencillo más frondoso, en donde aparte de casas y jardines espectaculares, se veía mucho restaurante y pub entretenido. También vimos decenas de personas realizando parapente.
El contraste, que aún se ve bastante en Sudáfrica, en el camino llegando a este balneario frecuentado por blancos, una familia de color disfrutando su almuerzo dominguero en el auto.
Menos mal estaba algo nublado, temperatura de unos 25 grados, clima subtropical. Esta linda ciudad, bien visitada por turistas europeos, está localizada en la provincia occidental del Cabo y en la zona de las 157.000 hectáreas proclamada como Parque Nacional, el Garden Route. Enclavada entre las costas del estuario, el Océano Índico y las miles de hectáreas de bosques es el hogar de numerosas especies de fauna y flora. Knysna se ha hecho famosa por muchas cosas: además de sus excelentes ostras (que no había, parece que sólo se cosechan en invierno…, pero sí comimos otras cositas), se puede recorrer la belleza haciendo senderismo o bici de montaña, jugar golf, realizar deportes náuticos, o también pueden intentar avistamiento de ballenas (tampoco pudimos, la época es de julio a noviembre).
Pues bien, a falta de ostras y ballenas, había que ir por lo demás…Tras un desayuno un tanto escuálido…, comparativamente hablando (es decir no-grosero), recorrimos algo la isla de Knysna en donde alojamos y partimos a conocer Knysna Heads, un sector de casas espectaculares, pero – al ojo de buen cubero – en su mayoría de construcción de unos 20 a 30 años atrás. Además, desde las alturas del lugar, se poseen preciosas vistas de la península y de la laguna natural que se produce en esta bahía, donde la entrada del mar en realidad es muy angosta.
De ahí partimos a un recorrido relativamente corto, pero bien mantenido del bosque nativo de la zona, en donde aparte de ver los cada vez más extintos Yellowwood y Stinkwood, árboles gigantes y añosos, pudimos ver los Eucaliptos más grandes que he visto jamás… También al ojo, de unos 60 a 70 m de altura. Ahora, si bien uno está consciente que caminas entre muchas especies distintas, esta muestra que aquí auto-denominan Jardín del Edén, te la encuentras en centenares de bosques desde la Araucanía hasta Chiloé en nuestro sur chileno maravilloso. Nuestra fauna de aves, insectos y mamíferos menores también es más numerosa y variada, al menos la visible. Lo que no echamos de menos fueron los colihuachos…(especie típica de tábanos, para mis amigos non-chilensis).
Posteriormente, emprindimos rumbo al Knysna Elephant Park, el cual también trabaja con huérfanos. En sus 23 años de existencia ha criado o rescatado sobre 40 elefantes, lo que incluye animales reubicados, terneros huérfanos, elefantes rescatados de sacrificios y ex animales de circo. Algunos se han convertido en parte del rebaño residente, otros se han trasladado a otras reservas e instalaciones en el Cabo Occidental y Oriental, dependiendo de sus personalidades, vínculos con otros animales y necesidades de bienestar. A las actividades que asistimos, también son parte del co-financiamiento.
Un grupo de unas 20 personas entramos a compartir con una decena de elefantes de distintos tamaños, pero todos mayores de ocho años. Ello incluía alimentarlos con algunos frutos. Posteriormente un grupo de 10 personas permaneceríamos ahí, el resto para la casa…, para realizar un paseo en el lomo de los “Grandes”. En total estuvimos como una hora y media compartiendo con estos geniales animales. Existe una sola foto en el lomo, que se la pude sacar yo a la rápida a Christi (por seguridad no nos dejaban soltarnos de la cintura de los jinetes guías (¿se dirá jinetes?). Pero ambos paseamos sobre ellos y para mí fue muy gratificante. Junto a algunas pocas razas de perros, para mí los elefantes son los Michael Jordan del reino animal, no sólo los más grandes existentes en el tamaño, sino como socializan, se comunican, su capacidad de adaptación al cambio, su inteligencia. Menos mal mi cadera resistió la sentada en el lomo del elefante…
Concluimos el día frente a una linda puesta de sol, ya de regreso en Knysna.
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