Iniciación Africana – Montagu
El camino rumbo a Montagu es entretenido, ya que se trata de una zona montañosa, obviamente más modesta que aquellas que conocemos en Chile, pero con formaciones rocosas muy distintas. El pueblo de Montagu es realmente “monono”, es decir bonito, diminuto, con sus pequeños viñedos en los alrededores y sus casas de estilo Cape Dutch totalmente blancas, en mitad de un paisaje montañoso excepcional. La vuelta que dimos al pueblo fue corta, ya que hacían 38ºC en ese momento. Obviamente terminamos en la piscina del hotel un rato después. El pueblo está ubicado cerca de la Ruta 62, una carretera panorámica en altitud que aún debemos recorrer en su totalidad, que pasa cerca de muchos campos que producen vino y también, para variar un poco, brandy, queso y aceitunas.
Nos alojamos en un bonito hospedaje, Mimosa Lodge, lleno de árboles añosos, una habitación gigante que es parte de una casona antigua, acondicionada para viajeros de paso como nosotros. Dudo que la gente se quede más de dos noches en este pueblo. Esperamos nuestra habitación flojeando bajo un inmenso sauce, de donde también apreciamos unos curiosos nidos colgantes de las ramas de una especie de espino gigante. Una vez instalados y como buenos chilenos y latinos, vimos un tendedero cerca de nuestra habitación y obviamente no perdimos la oportunidad de secar algunas pilchas…
Uno de los atractivos de Mimosa Lodge también es un viñedo boutique. El dueño es un famoso chef de cocina suizo, Bernhard Hess. Obviamente tuvimos cena ad-hoc. En verdad, a esa hora y sin haber almorzado, casi hubiese preferido un buen “sándwich chacarero“. Bromas aparte, la cena gourmet como todas, minimalista, con un starter homeopático pero rico. En realidad todo rico, el maridaje de vinos, donde destaco especialmente un vino Syrah del cual me llevaré unas botellas. Con el postre también sirvieron un vino Moscatel pero ‘re dulce, casi miel y de cuchara parada, que a Christi le encantó y también se llevará unas botellitas.
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