Patagonia 2016 – Trekking a los pies del Monte Fitz Roy

¡Fitz Roy, te agarramos a tiempo!
Y bueno…., como les había comentado en mi reporte anterior, la mañana parecía que tendríamos otro día nubleque. No sé si fueron los huevos o las facturitas, pero al poco rato el monte ya se insinuaba entre la nubosidad.
Agarramos nuestras “pilchas” cerca de las 10:30 hrs. El trekking original hacia el Monte Fitz Roy que tenía previsto Christi, se lo desaconsejaron los guardaparques, por ser demasiado empinado. Reconozco, con mi estado de salud convaleciente yo no estaba muy entusiasmado de caminar por al menos 3-4 horas por los cerros y bosques, ya que entre mi reciente operación de prótesis de cadera y mi “temita pulmonar”, no me sentía tan en forma. Opté por hacer mi mejor esfuerzo y llegar hasta donde me diera la cadera, el EPOC y la Aspergilosis asmática, y las ganas. ¡Christi como Kamikaze, decidida a llegar a la cima!
Me anticipo: ¡menos mal este no era camino empinado, casi reviento, pero la motivación y el orgullo finalmente fueron más!
Las fotos que publicaré acá, están en orden cronológico de la excursión (supongo), porsiaca a alguien le interesa.
Ah…, volviendo al ascenso, al final fueron casi 5 horas y más de 10 km de recorrido, de los cuales unos 3 km eran buenos para fundir mis cuádriceps y gemelos mal entrenados… La Christi iba fresca como lechuga recién cosechada, salvo el “cucharón” que se le aceleraba a ratos.
Al poco andar y ojalá lo aprecien en una de las fotos, nuevamente vimos cóndores. Eran tres. Uno voló muy rápido y bajo, estimo que a unos 10 metros de altura del piso, que nos sorprendió, pero Christi atinó y lo captó de frente en vuelo rasante. Gran toma, pero tendrán que esperar los resultados de la Canon…(quien sabe si lo veremos…, al menos públicamente). Yo hice mi mejor esfuerzo con celular LG, y es lo que por ahora verán de ellos.

Ya iban miles de jadeos, nos corría la gota gorda, una que otra detención para disfrutar del valle (ver foto arriba) en el cual se encuentra el Río de las Vueltas (y recobrar el aliento, sobre todo yo). El día ya estaba parcialmente soleado, pero ya entrábamos a la parte más boscosa del camino hacia un mirador del Fitz Roy. Delante nuestro, se encontraban tres atléticos coreanos veinteañeros, con más pinta de Casino en Las Vegas que para un trekking en la Patagonia. Ante la aparición de un ave entre los árboles a unos 10 a 15 metros nuestro, que era de tamaño mayor a los pajarillos habituales, se pusieron a gritar para llamarse los unos a los otros y poder fotografiarla. Christi los mandó a guardar de una, mis hijos saben lo que es eso (yo no…😉), sacaron algunas fotos del pájaro y se esfumaron.

Bueno, al final se trataba del Pájaro Carpintero, en realidad una familia, ya que los acompañaban dos pichones ya crecidos. Se no sumaron unos 5 a 6 caminantes, entre argentinos y franceses, que sí sabían comportarse ante la presencia de este tipo de fauna, generalmente esquiva y desconfiada del Hombre. Una experiencia única, que esta familia de Pájaro Carpintero nos permitiera acompañarlos por unos 20 a 30 minutos mientras picoteaban ruidosamente los troncos para alimentarse, enseñando a la vez a sus crías a realizarlo. Fue tanto así, que logré acercarme al macho a menos de un metro de distancia, por mínimo 3 a 4 minutos, mientras Christi se acercó algo menos y registraba este hecho, al menos para nosotros único. Picotean a una velocidad tan extrema, que fue muy difícil lograr buenas fotos, más aún con el celular. Siempre lo pensé y nunca lo dije, pero cuando de niño leía esas historietas, sabía que yo tenía algo en común con el “Pájaro Loco”….y que nos volveríamos a encontrar, incluso en esta vida.

Nos esperaba más de una hora ascenso, pero al fin llegamos y desde distintos ángulos, pudimos contemplar al esquivo Fitz Roy. Es imponente, el entorno es de bosque nativo cargado a la Lenga y Coihue y debe poseer características geológicas similares al macizo del Paine.
El regreso fue igualmente agotador, pero para las piernas… Ni les digo con “el diente” que llegamos a almorzar cerca de las 5 de la tarde…, después de pasar a comprar algunas cosas a uno de algunos desabastecidos supermercados (al parecer, también hay paro de choferes de camiones).
Ahora, mientras escribo, ya siento la pasada de cuenta que sufriré mañana cuando vayamos rumbo a Gobernador Gregores, “escala técnica” para llegar el domingo a Cochrane, en nuestra Carretera Austral chilensis. En realidad, es muy absurda la vuelta que es necesario realizar, si se toma en cuenta que Villa O’Higgins está casi a la misma altura que El Chaltén, donde nos encontramos ahora. Está claro, que ninguna de las dos naciones ha trabajado una mayor integración fronteriza y eso, no sólo vale para la Patagonia…(pero sí es más necesaria).
P.D. (hasta ahora, la pasada por Argentina ha sido genial, incluidos los inconvenientes): no se confíen de que las tarjetas con chip funcionarán en todas partes. En la mayoría de los cajeros no funcionan y en ninguno, pero ninguno de Banco de la Nación. En estos lares recónditos, es casi el único banco que opera, similar a lo que sucede con el del Estado en Chile. Es decir, me quedé corto de efectivo en Pesos Argentinos, …na’ que hacer. Bencina, menos mal logré llenar estanque, tengo un bidón de 20 lts lleno, pero igual no alcanza para llegar a Cochrane. En el camino veremos como arreglamos la carga…
Clickeen las fotos si las quieren ver individualmente:
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