Patagonia 2016 – Glaciares Perito Moreno
Llenamos estanque en el mercado formal (YPF), tras una civilizada cola de sólo una hora. Habíamos salido a eso, pensando en muchas horas si nos iba bien y de ahí, a pasear por la ciudad. Pues bien y como todo resultó más rápido, tras llenar estanque decidimos partir al Perito Moreno.
Voy a reivindicar la carretera Argentina. Esta parte se encuentra en muy buen estado, casi sin demarcación, pero en lo restante estaba impecable. También me adelanto en señalar, que la infraestructura y mantenimiento de un cuidado Parque Nacional Los Glaciares es de gran nivel. Asimismo, la atención de las centenares de personas que llegábamos por diversos medios incluidos buses llenos de asiáticos, es muy buena.

Al salir de El Calafate, este brazo más sureño del Lago Argentino, lucía de color turquesa, cautivante, encandilante. Después de manejar 50 km literalmente por un pampa seca y plana, al llegar al parque nacional nos encontramos con una vegetación frondosa, variada y nativa, más parecida a lo que vemos en Chile. Son otros 30 km a través del parque por un buen camino pavimentado sinuoso, con miradores bien equipados.

De pronto, a la distancia te encuentras de frente con este gigantesco bloque de hielo, que pareciera estar “como plantado ahí entre los cerros”, como si alguien lo hubiese puesto en ese lugar… La majestuosidad de este glaciar es imponente. El día soleado y casi sin nubes, el viento gélido que corría en ese valle te calaba los huesos.
La visita al glaciar a una distancia prudente desde la perspectiva seguridad, se puede realizar navegando (lo desechamos, básicamente porque nos veníamos bajando “del bote”….), pero también por unas rampas-camino-escaleras metálicas amplias y seguras, instaladas en el cerro del frente… Lo que más te acercas al muro frontal, que alimenta al lago con sus deshielos, estimo “a ojo de buen cubero”, que deben ser unos 100 metros de distancia. Pasamos varias horas recorriendo esos extensos senderos metálicos, observando y disfrutando de este “monstruo de hielo” , desde los distintos ángulos y altura que se permitía. Así también pudimos ver inmensos y estruendosos desprendimientos de hielo, que al caer al lago generaban unos micro-tsunamis…
Finalmente, de regreso en El Calafate y ya a última hora de la tarde, Christi se quedó fotografiando flamencos. Ahí descubrimos que existe un pequeño pero al parecer variado santuario de aves que no se destaca mucho en ningún folleto, “a boca de jarro”, al cual volveremos con más calma antes de proseguir viaje…, ojalá sin nuevos “cuellos de botellas” con “nafta”….
Video (c) Marie Christine Reinhardt:
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