Patagonia 2016 – Campos de Hielo Sur (2ª parte)
“Glaciares, hielos y cielos”. Sábado, 6 de febrero 2016.

Obvio dirán ustedes, si vas a ese lugar, verás hielos, pero quizás también piensen en que será con condiciones climáticas adversas. Pues no, nos ha tocado sol radiante y sin nubes todo el día, lo cual es espectacular como turista, fatal para los glaciares y no hay duda, que el calentamiento global está acelerando un proceso seguramente natural. Ese retroceso del glaciar y la formación de morrenas (lo que se ve como sucio), se aprecia muy claramente en un gran glaciar llamado Alipio durante nuestra última excursión del día (ver foto). En verdad, en lo personal no me sentí culpable.
Si ven mis fotos como pilotos sobrevoladores, en mis próximos reportes verán harto hielo, es verdad. Si las miran con un espíritu más arqueológico, descubrirán mucho más, sobre todo, si en verdad comprenden lo que pretendo comunicar en el fondo de mis relatos. Cada uno posee la elección: piloto o arqueólogo, más todo lo que pueda existir entre medio…😉

Desde 2003 que ellos, Skorpios, vienen por estos lares y en algunos de los lugares, siguen siendo los únicos que traen a seres humanos. Primero visitamos el glaciar Amalia donde desembarcamos, caminando aprox. 1 km, guiados para evitar pisar líquenes y otros organismos primarios que crecen de manera incipiente en las áridas morrenas originadas con el retroceso glaciar. Pudimos observar este gran glaciar a la distancia, que es aquel que se conecta “por la espalda” con el glaciar Grey en el macizo del Paine. Aquí tuvimos a metros un huemul, el cual evidentemente no temía al Hombre, incluso demostraba cierta curiosidad por nosotros, siendo en otras regiones unos ciervos muy esquivos. Fue inesperado, increíble su reacción y aún sigo asombrado, ya que en otros encuentros anteriores con huemules los perdí de vista en segundos, o los observé a distancias muy mayores.
En el tramo de navegación posterior, en dirección a nuestro próximo destino en estos canales y parajes indómitos, divisamos focas en pequeños islotes y sobre todo, nos acompañaron toninas una buena parte del camino.

Desembarcamos en el glaciar El Brujo. Fue impresionante llegar hasta el propio glaciar y tocar restos contiguos de sus desprendimientos, a pocos metros del enorme macizo. Un espectáculo y dado el día soleado inusual imperante, si bien había mucho reflejo, apreciamos muchos de los violentos e impactantes desprendimientos de hielo. Fue una hora y media conmovedora, de conexión brutal con algo que parece tan inerte como un hielo glaciar, pero no lo es… Tranquilos, no les daré lata filosófica…, por ahora.

Tras nuevas pocas horas de navegación y ya cerca de las 17 horas, arribamos al Fiordo Calvo. Prácticamente inexplorado, salvo por Skorpios. Con una pequeña nave rompehielos que tienen recalada en una pequeña bahía contigua, nos introdujimos literalmente en un campo de hielo marino, producido por los desprendimientos de varios glaciares que vistamos a poca distancia, algunos de ellos con nombres y más de una decena ni siquiera poseen nombre aún. Aquí vimos a Alipio, que mencionaba antes, pero también otros glaciares con nombre como p.ej. Capitán Constantino y Fernando. Este fue sin dudas el momento sublime del día, navegando durante dos horas entre hielos en un entorno majestuoso, sobrecogedor, hipnotizante.
Ya en mi cabina y nuevamente cerca de la una de la madrugada, termino de escribir esta parte (que ustedes obviamente están leyendo días después). Siento que hoy, en este entorno sentí una paz compleja de describir, que se relaciona con probables giros y otros cambios en mi futuro personal, con mayor humildad, con mayor generosidad, con menor egolatría. Por una parte, las vivencias de las últimas semanas en este entorno oscilante entre mar, hielo, pampa, bosques y montaña, por otra, una situación de salud extrema vivida hace dos meses atrás, así como la comprensión de trasfondos de opiniones y comentarios (conscientes e inconscientes) recibidos en los últimos meses, tanto de algunos familiares como amigos que en verdad aprecio, hoy confluyeron en la maduración de mis reflexiones y una auto-contemplación más lúcida. Este proceso ya se venía gestando de antes, se relaciona con decisiones que apunten a que me sienta mejor en mi propia piel, me reencuentre y reconcilie con mi esencia. Solo así, podré mejorar en donde me siento y ahora también reconozco que estoy al debe, o puedo mejorar como persona en mis emociones y en mis actos. Para mejorar lo anterior, antes debo dedicar mayor preocupación a estar y sentirme bien en qué y de la manera que lo estoy haciendo en el presente y lo realizaré en el futuro.
Es parte de mi esencia, que estas reflexiones sean abiertas a muchas personas. Otros tendrían cuidado o pudor, pero ese no sería yo.
¡Esta última parte suena a auto-ayuda barata, quizás lo sea! Pero mientras sea útil para el propósito y sin dañar a los demás…., que más da.
Mañana será otro día, veremos lo que nos depara.
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