Canción Nacional
Quien haya sido seleccionado de Chile, como afortunadamente lo pude ser en atletismo y en vóleibol, sabe el profundo sentimiento y emociones que se siente al cantar el himno nacional. Es aún más espeluznante, casi desbordante emocionalmente, cuando estás parado en el podio tras recibir una medalla de oro, representando a tu país y escuchando tu himno nacional mientras se iza tu estandarte patrio.
No tiene nada que ver un patriotismo mal entendido o chauvinismo. Es la conexión que se produce de manera intensa con un conjunto de “cosas” que nos hacen sentir como chilenos, entre otros, con nuestra historia, nuestra gente, cultura y costumbres, la empanada, la chicha, el mote con huesillos, el pastel de choclos y las humitas, un buen tintolio, el campo chileno, nuestro desierto, nuestra patagonia, nuestros bosques y montañas, nuestro gélido pero generoso mar, nuestros más queridos familiares y amigos, los compañeros del trabajo más afines y cercanos…. Tanto recuerdo y emoción es la que pasa por tu mente.
Digresión, dejo lanzada la pregunta: ¿guardando las proporciones, qué deben hacer las empresas u otras organizaciones, incluso partidos políticos, para que sus colaboradores y/o simpatizantes lleguen a sentir algo similar?
Seguramente, a personas de otras nacionalidades les debe pasar algo similar con su propio himno y en situaciones semejantes.
En fin, carne de gallina cuando escucho cantar así nuestro himno nacional, porque representa la esperanza de que algún día de verdad, sepamos manejar y tolerar nuestras más fanáticas diferencias.
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