Salimos bordeando el Lago General Carrera y especialmente desde Bahía Murta, pudimos volver a disfrutar ese color y entorno tan característico de este maravilloso lago. Pronto el bosque aumentó en densidad y comenzamos a sumergirnos en un camino sinuoso y montañoso. Finalmente llegamos a una obra caminera, que otorgará un mejoramiento notorio a la carretera (sobre todo en los meses de clima más crudo), con una extensión de unos 15 km. En una geografía compleja, es una intervención de tremenda envergadura, pero a pesar de ello, la sentí muy respetuosa del entorno. Los trabajos concluyen prácticamente entrando a Villa Cerro Castillo. Antes de que se nublara parcialmente, pudimos contemplar nuevamente atónitos este espectacular cerro (o encadenamiento de cerros), que no veíamos desde hace 20 años atrás. Mientras lo observábamos, almorzamos – de nuevo relativamente tarde – unos ricos ravioles de cordero en un rústico restaurante llamado Puesto Huemul.
Finalmente realizamos una corta visita a Puerto Ibáñez y sus alrededores, incluida una caída de agua torrentosa del Río Ibáñez. En el poblado estuvimos en el taller «Las Manos», bastante conocido por sus artesanías en cerámica forrada parcialmente con cuero de chivo. Bastante original. No matan los chivos exclusivamente para este efecto, sino cuando se realizan asados con chivo al palo, antes de Navidad u otras ocasiones especiales, las personas de los alrededores les llevan los cueros y se los venden. Estos artesanos poseen su propia curtiembre artesanal, centenares de moldes para la cerámica y pintan en estos objetos reproduciendo pinturas rupestres Tehuelches, en especial el de «la guanaca con cría».
