Descripción

Puede generarte celos. Porque existen, estas personas que se levantan todas las mañanas con una sonrisa. Y que se duermen por la noche profundamente satisfechas y es raro que se desvelen o sufran de insomnio. Para que puedas reconocerlo claramente: De que esto se cumpla, sin duda no es una coincidencia.. Por supuesto, para lograr esto, necesitas una base y una filosofía de vida. Necesitas un sistema, también reglas. Necesitas un conjunto de principios que traigan felicidad y satisfacción a tu vida. Aquí intenté resumir en una pequeña guía las que fui armando durante toda mi vida y sí, soy de aquellos, que hoy por hoy -aunque me haya tardado – logra lo arriba señalado seis de cada siete días y noches.

Donde se reúnen las personas, se necesitan reglas. Las reglas nos dan seguridad y orientación. Las normas impiden que nuestra interacción se convierta en un caos y una anarquía.

Hay reglas cuando realizamos algún deporte.
O cuando juego póquer
En todos los países hay leyes, ordenanzas y reglamentos.
En una autoridad pública, son reglamentos de servicio.
Y en el cristianismo son los 10 mandamientos o en el budismo las 8 virtudes.

Por supuesto, las reglas no siempre funcionan. Muchos poderosos, en particular, a menudo se las arreglan para eludir las normas. Y las reglas tampoco son siempre justas. Pero en general, las reglas tienen sentido. O imagina un partido de fútbol sin reglas ni árbitros.
Muchas personas de éxito incluso definen reglas para sí mismas y viven según ellas, muchas de ellas célebres.

Yo también empecé a ponerme reglas hace muchos años y trato de seguirlas en la vida cotidiana. No debido a alguna compulsión interna o externa, sino porque me son útiles. Porque muchas veces me caracterizo por ser un tipo impulsivo y a la vez cómodo. Estas reglas me recuerdan en el día a día que debo hacer lo correcto y, por tanto, llevar una vida más satisfactoria y crear más de lo que es importante para mí. La clave es que estas son realmente mis reglas y no las de otros, aunque para muchos puedan ser útiles para crear sus propias reglas, que finalmente evolucionan a principios.