¡Ojo al charqui, nue’o libro coloquial chilensis!
¿Con qué tantos chilenismos erí’ capi de hablar? ¿En verda’ te sentí’ más chilensis que los porotos?
“Depende”… va a pensar un tracala’a de uste’es.
¿Ya cachaste el mote que a to’as luces las variaciones de nuestra habla chilena influyen en tu manera de usar la mollera, en tus costumbres y comportamiento, así como en el tinte de tus rasgos de identida’ chilena? No es que esté inventando la rue’a, pero hay personas caídas del catre, que aún no pescan al güelo que nuestra jerga chilensis está estratifica’a sobre to’o por la condición social, etaria y regional de la galla’a, aunque los vasos comunicantes han creci’o caleta y han aplana’o la custión.
¿Identida’?
A to’as luces el habla influye en tu carácter, ya que con las variantes de nuestra jerga, según el origen, el grado, la manera y los lugares donde la usemos, nos convertimos en galla’a chilena más o menos diferente. O sea, no to’os somos corta’os con la misma tijera en el uso nuestros dichos y refranes, ‘tan requete plaga’os de sabiduría, aunque, a la vez, incluyen una recacha’a de ca’ezas de pesca’o. Nuestros coloquios son más tira’os pa’ echar pericos que de echar piropos, aunque creativos y varia’os, a ‘eces re’undantes, picarescos e irreverentes, a la brutanteque o más piolita, pero a la vez insultantes e, incluso, ofensivos, más así, rayando la papa en lo zoonímicos.
¿Por qué escribí “Pegas en chilensis”?
No pue’o que’arme calla’o el loro en sacar a colación que soy un convenci’o, que si nos achanchamos en el uso de nuestra jerga chilensis, se pue’e ir a las pailas parte de nuestra identida’. Por si las moscas, esa fue una de la montonera de razones por las cuales me pegué el salto para escribir “Pegas en chilensis”. Es de perogrullo que este libro de bolsillo de 275 páginas tiene que ver con distintos trabajos u oficios, pero a fin de cuentas, va mucho más allá de eso… (pero pa’ eso, lo tení’ que leer no ma’). Na’ que decir: apechugando de punta a punta, este libro fue un parto pelu’o y de tiro largo, aunque al pan pan y al vino vino, confieso que por lo desafiante y entreteni’o, igual lo pasé chancho escribiéndolo. ¡Si enganchai’ con la idea de leerlo, ojalá lo hagai’ chupete disfrutándolo a concho!


Hay dos portadas: la digital, carga’a al azul y al rojo, mientras la impresa, destaca más las imágenes.
Casi al final del artículo les comparto la opinión de lectores beta* de este libro
Ah… y aún más abajo les dejo 12 “pildoritas” extraídas del libro.
¿Dónde se vende el libro?
¡En las librerías en Chile aún no está disponible y está escrito en las estrellas si los estará alguna vez!
Pensé: “no me las voy a andar con chicas” y traté de tirarme el salto de publicar en Chile, pero to’a un ata’o pa’ un apareci’o como yo en este género literario. Pero no voy a cahuinear con pormenores. En lo que sí debo soltar la pepa, es que comparativamente en Chile cuesta un ojo de la cara la impresión. ¡Preferí tener derecho a pataleo y la sartén por el mango! Como no estoy pa’ tomar caldos de ca’eza, a ojos cerrados mi opción final fue autopublicar, porque ya no estoy ni en eda’ ni en posición pa’ tener que andar metiendo pitutos. ¡Menos de andar como un chupamedias mendigando pa’ que me inflaran en serio! Por eso terminé nue’amente en Amazon, donde sobre to’o en USA y México, me ha ido de reguleque pa’rriba con mis otros libros que son de corte harto distinto.
Amazon: ¿en qué países y en cuáles versiones está disponible el libro?
Digital: la versión digital Kindle, apta para leer en el aparatito ese de Kindle, pero bajando la App correcta también funciona a las mil maravillas en PC’s tanto en Windows como Mac, tabletas y pa’ los que prefieren andar con su biblioteca en el bolsillo, incluso en su teléfono con cacumen. Haz click aquí mismito y te lleva a la tienda Kindle de Amazon.com donde vai’ a encontrar el libro al tirante, pero también está disponible en esta versión electrónica en Australia, Japón, Brasil, entre otros.
Impreso: a la fecha de escribir este artículo, la versión impresa ya está disponible en las siguientes tiendas globales de Amazon. Según dónde te encontrí’ viviendo, tú teni’ que cachar mejor la tienda que te conviene más por costo de flete y otras hierbas. Bueno…, en estos países ya está disponible y basta un click pa’ que te lleve de un zuácate a la tienda respectiva: USA, Alemania, Italia, Canadá, México, España, Francia, Suecia, Reino Unido
Ya sé que pa’ chilenos (e inmigrantes) que viven en Chile esto es más latero, aunque hay opciones que a ‘eces permiten bajar costos de flete, comprando el libro en Amazon pero a través de la plataforma Buscalibre.cl (debes ingresar el enlace de la versión impresa en Amazon.com, pa’ que te coticen puesto en tu domicilio en Chile).
¿Qué opinaron los lectores beta* del libro?
Fueron cinco las personas que me hicieron la gaucha’a y fueron lectores beta* de este libro. Una vez que terminé la tercera patita de corrección de mi borrador final, pue’o darme con una piedra en el pecho que ellas se anotaran varios porotos dando en el clavo con recomendaciones a la pinta, las que me encendieron la ampolleta pa’ po’er enchularlo. Hace unos días atrás, cuatro de ellos me enviaron una breve opinión por emilio, pa’ que pudiera publicarla acá en este blog (el sentir del quinto lector aún está pendiente, aún así, es casi fijo, que incluiré su punto de vista más a’elante cuando la reciba, aunque a priori sé que este gallo no se va morder la lengua… pero tampoco me va tirar a partir). To’os prefirieron el anonimato, por ello, también se que’aron sin alusión explícita en los agradecimientos en el libro.
“Aunque sé que es más un deseo que una realidad posible, soy de la opinión que la lectura de este libro no debiera ser opcional. Ojalá lo lean muchos chilenos, tanto en Chile como los que viven en el exterior. Muy coloquial el lenguaje y, a mi juicio, trabajado de manera auténticamente magistral en estos relatos tan distintos, que llevan al lector desde el realismo pragmático hasta lo más fantasioso. ¡Me encantó!”
“Quería seguir metida en esta aventura, seguir soñando con los ojos abiertos y enchufada en esta mezcolanza de relatos que explotan la exquisita riqueza de nuestro lenguaje coloquial chileno. A ratos me emocioné por los pasajes más tristes, mientras en otros estaba tentada de la risa. También quedé muy sorprendida por la narración de muchas situaciones que a veces parecen absurdas, pero que dejan al desnudo diversas realidades, por supuesto, de algunas bien crudas. Asimismo, agradezco los sensatos, creativos y positivos mensajes de cambio, que son parte integral de la mayoría de estas breves historias. También me conmovieron y entretuvieron sus agradecimientos. Ni hablar como disfruté la muy auténtica biografía del autor, cargada de modismos y frases proverbiales. ¡Éxito con el libro!“
“Me entretuve con la creatividad y variedad temática de los distintos relatos, a veces sorprendentes y otros fantásticos, al final, un buen libro híbrido con bastante humor y no menos mensajes para reflexionar. Al comienzo, me costó un poco habituarme a esa prodigalidad de jerigonza y escritura, a ratos cargada a la fonética del habla chilena, pero igual entré rápidamente en ritmo de lectura y deleite. Sin embargo, lo más impresionante es el amplio y transversal uso de nuestros dialogismos, locuciones, dichos o refranes, desde los más antiguos, casi coloniales, pero en parte aún en uso, hasta el modo de hablar de la juventud, de los reos o la regional, con y sin origen indígena, sin caer nunca en la grosería extrema o exagerada, que en nuestra jerga es muy abundante.”
“¡Agradecida por la confianza! Soy una lectora habitual y ya había ejercido varios desafíos como lectora cero, en especial de género fantástico (“fanfiction”, como le dicen…). Vivimos en un país donde transversalmente inventamos nuevos dichos, términos y frases, todo al vertiginoso ritmo de los memes, las tallas y las ofensas. La dinámica con la que cambiamos nuestro lenguaje oral y escrito, el léxico y también la morfología y la fonética, es una cosa de locos. ¡En eso, debemos ser campeones mundiales dentro de los países de habla castellana! Cuando alguien escribe con tantos modismos chilenos como se da el caso en este libro, esperamos que todo el mundo nos entienda, pero no es así. Y a veces, pues no, muchos chilenos no entienden toda la jerga chilena. Por lo mismo, algunos de los lectores tendrán que recurrir a los textos de la bibliografía o “googlear” para aclarar alguna duda, ya que casi por arte de magia aparece el argot de distintas épocas de nuestra habla chilena. Las historias te tironean constantemente entre el humor, la tristeza, el enojo, la alegría e incluso la esperanza. Lo que encuentro apasionante en este libro, es la seducción lingüística con la que el autor interpreta una realidad: aunque el castellano de Chile siempre fue diferente, desde la colonia, durante el último medio siglo el espectro coloquial de nuestra habla definitivamente permeó el espectro formal. Se puede observar en la prensa, la política, la vida académica… ¡Y presten atención!, ya que son las personas con mayor formación superior, las que ha llevado la coloquialidad a la formalidad. Estoy feliz de haber podido contribuir a esta novedosa obra, así como la valoración que le otorgó el autor a mis opiniones. ¡No se la pierdan!“
*Porsiaca: como lectores beta (también conoci’os como lectores cero) se conoce a la galla’a paleta y que cacha del meollo del tema, que lee un libro antes de su publicación pa’ echarle una mano al autor a pichicatearlo desde la mira’a del futuro lector. Este libro tuvo cinco lectores beta muy distintos, dos escritores medio famosillos, un profe de lenguaje harto seco en jerigonza chilena y otros dos lectores empederni’os que no son del rubro. Se diferencian de los correctores de estilo y de ortografía, ya que identifican puntos débiles y fuertes del conteni’o de la obra y dan una perspectiva adicional.












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