Tikal y Antigua 2016 – Isla Flores, junto al Lago Petén
Una previa sin ruinas ni mayas.
Efectivamente salimos a las 3 AM del hotel en Antigua, rumbo aeropuerto. El camino nos deparaba muchas curvas y una obscuridad digna de una boca de lobo. Poco tráfico, pero el que circulaba, llevaba productos agrícolas a la capital. Igual veníamos tensos, más aún, en auto ajeno y además “nuevo de paquete”. La carretera en muy buen estado, pero la señalética deficitaria…, no como en Chile, donde la mala señalización se suple con cantidad, no con calidad. Pero esas son historias de otras latitudes. Puntualmente salió nuestro turbohélice rumbo a la ciudad de Flores, cerca de Tikal, junto al Lago Petén. Tras menos de una hora de vuelo, a las 7 AM ya estábamos camino a nuestro hospedaje. Todo muy bien en el hotel, incluso se apuraron y a las 9.30 AM ya nos entregaron la habitación.
En el “intertanto” arreglaban la habitación, salimos a caminar por la isla de Flores. Se trata de otro lugar colonial, muy pequeño eso sí, muy orientado al turismo, sin que sus habitantes sean molestos tratando de venderte productos o servicios, como suele suceder en oros lugares. Está enclavado en la selva y a las 8.30 AM el termómetro ya marcaba 28ºC y 95% de humedad. Christi sufría la gota gorda (ver foto). Yo podría vivir en un clima así. Luego, la temperatura siguió en aumento… Desde hace muchos años que no acompañaba un desayuno de huevos tipo rancheros, con frijoles, picante, cebolla y esta vez, con una cerveza negra en lugar de café. Nada mal…, también el local, bien bohemio todo…, desde la madrugada.
Con apoyo del hotel, organizamos una lancha y a las 10.30 ya estábamos embarcados para recorrer algunos lugares que ofrecen los alrededores, movilizándose por el lago Petén. De paso les comento, que al subir al bote que incluía un buen toldo, para variar debido a mis casi 2 m de estatura, mi cabeza se encontró con un obstáculo en el camino…
La primera parada, pero acuática, fue en una zona donde abunda la Flor del Loto. En ese lugar y sobre las hojas, se movilizaba un pájaro nativo con sus polluelos, algo que según el botero en muy inusual poder observar (en una de esas se lo dicen a todos los turistas como nosotros que añoramos una “exclusiva”…). Muy selvático todo, exuberante, húmedo, muy caluroso y un litro de agua te lo bajas en un santiamén! En una de las islas, vistamos un zoológico un tanto rudimentario, pero entretenido igual. Luego continuamos hacia un mirador, donde la subida de unos 200 escalones y otros declives, casi me deja sin aliento. Gracias Aspergillosis!
Tras quedar realmente cansados, incluido el poco sueño, tuvimos que bañarnos en el lago, donde en verdad no sé si hacía más calor afuera o dentro del agua. Fue casi como bañarse en un “hot tub” gigante. Terminamos almorzando en un restaurante a orillas del lago, a la sombra y Christi incluso pestañeó un rato en una hamaca. Primera vez que como un ceviche caliente, más bien tibio, picante, con carne de un pescado de carne blanca originiario de este lago, pero que no supieron darme el nombre, con cebolla y tomate picado bien pequeño. Algo extraño en un comienzo, luego me lo bajé con gusto. Nos volvimos oportunamente a las 16 horas, antes que el cielo se viniera abajo con una lluvia tropical de esas que les encargo….
Pasadas las 5 AM pero tras haber dormido bien, concluyo esta breve crónica del corto recorrido por el lago Petén Itzá. En una hora nos traen desayuno y en menos de dos horas salimos a Tikal. Espero que nuestras expectativas se cumplan.
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