Indiferencia
Mensaje de una joven madre en el metro de Caracas, Venezuela
Emociona escuchar a esta valiente mujer en el video, hablando desde su frustración, desde el miedo, desde la resistencia a tolerar lo inaceptable. En el caso de ella, se refiere al pseudodemocrático estado venezolano de economía centralizada a la usanza de la antigua Unión Soviética.
Esas frustraciones y miedos, pueden ser perfectamente aplicables a situaciones existentes en otros países claramente más democráticos en América Latina – como Chile.
No entraré en un análisis político detallado de nuestro último cuarto de siglo. Ya pasó mucho tiempo, se han invertido muchos medios, han existido suficientes instancias y oportunidades, para que no sigamos alimentando el presente y la contingencia actual, con las divisiones originadas durante la etapa del 70’ al 89’ (…y quizás incluso a partir de su sexsenio previo).
Todos quienes posean un mínimo de sentido común saben a lo que me refiero. Cuando digo, que esta mujer podría ser una chilena, en el metro de Santiago, pero también caminando por la calle central de Tongoy o en el mercado de Castro, gritando desde su frustración, desde sus miedos, desde su desesperanza. Y no va a vociferar por temas políticamente manipulados como la educación o reforma tributaria.
Va a desatragantarse clamando por una mejor salud, para poseer seguridad y desarrollo laboral, porque no sea cada vez más insegura nuestra sociedad, no sólo por la delincuencia, sino porque simplemente no podemos confiar en los demás. Quiero decir, que hemos perdido la capacidad de confiar en el vecino, porque nuestros valores y propósitos como sociedad no convergen, perdimos parte de nuestra identidad valórica común (salvo puntualmente para la Teletón y los Mundiales de Fútbol), dentro de un marco de respeto y tolerancia.
¿Y la política partidista se hace cargo de ello?
Esas mujeres y familias no van a querer ni poder esperar otros 25 años.
Pero aquí estamos tantos, indiferentes, dejando que la agenda se cope con temas manipulados o descentrados de su verdadera problemática como lo es la educación (es decir, por paliza en primera instancia el mayor cuello de botella a resolver, el bajísimo nivel de preparación de demasiados profesores del sistema público y subvencionado y de ello, nadie habla ni se ocupa seriamente).
Mientras los focos más importantes para las personas como el de esta mujer, duermen en esta indiferencia de toda una sociedad, de la que también soy parte, requieren acción. Espero que muy pronto pueda sumarme a una acción ciudadana, donde mis habilidades y motivaciones también sean útiles, impactantes y trascendentes para nuestra sociedad. Es decir se centren en el factor mínimo. Ello claramente no está en la política partidista.
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